
“Mar adentro” y confiados en la Palabra de Jesús
Adentrarse en el mar para pescar no implica que el resultado sea bueno. Muchas veces, los pescadores vuelven al puerto frustrados porque han pasado toda la noche bregando y no han recogido nada. También les ocurre a los agricultores, a los granjeros, comerciantes y artesanos.
No siempre hay una proporción entre el trabajo realizado y los frutos obtenidos. Lo sabe bien cualquier maestro que invierte tiempo, esfuerzo y dedicación para que los niños aprendan y crezcan en las virtudes. Hay muchos que se desaniman porque no ven los frutos del trabajo que hacen.
Se hace un excelente trabajo educativo en muchos lugares, pero que no producen los frutos esperados. Tantos años pasan los alumnos en las aulas y egresan de la escuela con grandes deficiencias. Más que nunca, espacialmente en los países de Occidente, se hace mucha pastoral juvenil y vocacional y, sin embargo, no salen apenas vocaciones. Pareciera que los peces han sabido esconderse bien de los pescadores. El esfuerzo no produce vida, es estéril.
Pedro obedece al mandato de Jesús de salir a pescar, aunque no le ve mucho sentido. Quizá pensaría que, si no han pescado en la noche, menos iban a pescar a la luz del día. Sin embargo, obedeció a Jesús que le invitaba a “remar mar adentro y echar las redes”.
“Remar mar adentro” es adentrarse en terreno desconocido fiándose de la palabra de Jesús. Como Abraham, es salir de la propia patria para ir a una tierra desconocida, como Israel, pasar por la dureza del camino en el desierto confiando en la promesa de la tierra prometida. Es salir de la seguridad y aventurarse por territorios desconocidos.
EL Señor nos llama a “remar mar adentro” y “echar las redes”, es decir, a salir de nuestra “zona de confort” e ir a las periferias, a la misión entre los pobres. Unas Escuelas Pías en Salida que se fían del Señor serán muy fecundas y capaces de dar mucha vida. Del tronco seco de Jesé, Dios hace brotar un renuevo que será Jesús, luz de las naciones.
En estos días que los escolapios estamos de Capitulo General somos testigos de cómo el Señor Jesús nos bendice en vocaciones, en proyectos educativos innovadores y en tantas nuevas fundaciones a pesar de nuestra fragilidad e incredulidad. Como decía muy bien San Pablo: “la fuerza de Dios se manifiesta en la debilidad del hombre” (2 Cor 12, 9). Bendita locura la de aquellos escolapios que se adentran mar adentro y dejan que Dios les guie.
Pedro se asombra porque la pesca ha sido un milagro que supera toda lógica. Es muy consciente que no ha sido fruto de su esfuerzo sino del poder divino que se manifiesta a través de Jesús. Se ha dado cuenta de que obedecer a Jesús y ponerlo en el centro de su vida conlleva mucha fecundidad espiritual.
Ante semejante milagro, los discípulos comprendieron que Jesús era realmente el Señor, el Mesías. Desde ese momento, los discípulos serán “pescadores de hombres”, se convertirán en misioneros de la Buena Noticia entre los pobres.
Remar mar adentro para tener una pesca milagrosa es una llamada que nos hoy hace Jesús en este hermoso relato. Este es el origen del discípulo misionero, la fe en Jesús, señor de la Vida.
P. Javier Alonso Sch. P.
Domingo 6 de Febrero de 2022 | 5º domingo de tiempo ordinario
Lucas 5, 1-11: Dejándolo todo, lo siguieron
En aquel tiempo la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

JAVIER ALONSO
Escolapio
Francisco Javier Alonso Arroyo. Religioso escolapio: Actualmente está destinado a la presencia de Carora (Venezuela) donde ejerce su misión como rector del colegio y párroco. Desde 2015 es el Delegado General para Ministerio escolapio y coordinador de la red de parroquias escolapias.